lunes, 13 de diciembre de 2010

Ro-ro-ro... Rodrigo carajo.

 La llegada del delantero Hernán Rodrigo López a Estudiantes de La Plata, a mediados de año, con la responsabilidad de reemplazar al goleador Mauro Boselli, transferido por entonces al fútbol inglés, produjo una gran turbulencia y generó una polémica en virtud de que arrastraba una lesión de la que le costó recuperarse.
 
Al uruguayo, quien en mayo pasado fue operado de la rodilla derecha a su arribo de Vélez Sarsfield, se le complicó la recuperación y, entonces, se fue dilatando en el tiempo.
Llegaba para ser el delantero goleador y jamás pudo jugar un partido de titular. Sólo pisó la cancha en siete partidos.
 
Pero cada vez que fue utilizado por el cuerpo técnico, aunque sea por unos breves minutos, siempre produjo situaciones de riesgo para el rival, incluso se hizo presente en la red, como ocurrió ayer en el cotejo decisivo ante Arsenal de Sarandí, en donde marcó los dos goles, ambos de cabeza, que aseguraron la quinta estrella de Estudiantes en el fútbol nacional.
 
Ayer jugó apenas media hora en la cancha de Quilmes, ya que ingresó cumplido el primer cuarto del segundo tiempo por el lesionado Juan Sebastián Verón.
 
Sin embargo, a los 28 minutos convirtió el primer gol y a los 42m. el segundo, ambos de cabeza, paradójicamente para quitarle la chance del título a sus ex compañeros en Vélez.
 
Al final, lo del "Roro" López terminó siendo fundamental en esta nueva conquista del equipo de 
Alejandro Sabella. Marcó cuatro goles en un total de 130 minutos jugados en todo el torneo.
Sin dudas, todo un record de efectividad (hizo un gol cada media hora).
 
Y por si eso fuera poco, fue él quien mandó el centro para que Gastón Fernández anotara de cabeza el importantísimo gol ante Independiente, que le abrió definitivamente el camino al "pincha" hacia el título del Apertura 2010.
 
La lenta recuperación de su rodilla, que se agudizó con una tendinitis, generó muchas dudas e implantó la polémica en cuanto a que el club había contratado a un futbolista que realmente no estaba en condiciones de jugar.
 
Esto puso de malhumor al uruguayo que prefirió recluirse, no formular declaraciones y abocarse con el cuerpo médico y los kinesiólogos a llevar adelante un trabajo de recuperación, que fue avanzando lenta pero progresivamente.
 
Y después, cada vez que el cuerpo técnico lo utilizó, aunque sea por breves minutos, sencillamente porque no estaba para permanecer mucho más tiempo en cancha, siempre cumplió.

Ayer hizo que la gente gritara hasta enronquecer el quinto título y su alegría fue tan inmensa, su desahogo fue tan profundo, que hasta le brotaron algunas lágrimas.

En ese contexto, el montevideano tuvo palabras de agradecimiento: "a todos los que estuvieron a mi lado en este semestre, a toda la gente de Estudiantes y, en especial, a mi familia".
 
"El equipo hizo un trabajo bárbaro, estupendo y se merecía este final. Yo colaboré pero gran parte del mérito lo tienen mis compañeros que se sacrificaron. Es una alegría inmensa", dijo sin apartarse del perfil bajo que lo caracterizó desde que pisó el country de City Bell.
 
Y también recordó: "Cuando se me dio la posibilidad de venir a Estudiantes sabía que llegaba a uno de los mejores equipos de la Argentina, y hoy quedó demostrado que es el mejor porque el mejor es el que gana el campeonato y en este caso Estudiantes hizo todos los méritos para llegar al primer lugar", subrayó.
 
Y pese a que se transformó en verdugo de su ex equipo, tuvo palabras de elogio para el club de Liniers: "Un párrafo aparte para la gente de Vélez que también hizo un buen campeonato y tiene mucho mérito porque peleó hasta lo último. Se merecen el reconocimiento de los periodistas y de su gente", cerró el increíble Hernán Rodrigo López.

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