Nadie pensó que Racing, a esta altura iba a ser la sorpresa, para bien, del torneo. Sumada la lesión, a todo esto, de su estandarte en lo que a juego se refiere, el colombiano Giovanni Moreno.
Pero a fuerza de buenas actuaciones colectivas e individuales, la Academia se transformó en el que lleva la batuta del Clausura, desplegando un juego que hace mucho no tenía y, fundamentalmente, ganando.
Russo plantea firmemente un 3-4-3, que deviene en un 3-3-1-3 -bien Bielsista el asunto-, con artífices que parecen haber sido hechos para esos puestos. La defensa, quizas, sea el punto en donde menos discusiones hay, porque, si bien, los tres del fondo no son inamovibles, juege quien juegue, cumple un rol definido y lo hace bien. Hace mucho tiempo, una línea defensiva no se veía tan segura. El mediocampo es especial, como en aquel equipo de Bielsa de 2002 Sorín y Zanetti explotaban a más no poder las bandas, aquí son Lucas Litch e Ivan Pillud los quienes abren la cancha y ocasionan perfectas jugadas aereas. Talvez sean de lo mejor en producción de ataque. Además, cuenta con Yacob, que cada vez está mas fino con la pelota, y con Toranzo, tal vez, quien se adelante más, y sea una especie de lanzador -el Verón del Loco-. En este equipo tan bien ensamblado, es quien tiene mas libertad de movimientos.
Y que decir de la delantera. En cuanto llegó Teófilo Gutierrez, Miguelito no dudó, y lo acopló a Lugüercio y Hauche, dos que se ganan la ovación cada vez que juegan. Es un trinomio perfecto y desequilibrante.
Chapeau para este Racing, que, como recalqué en mi nota de los candidatos. Estaba entre los tres candidatos firmes a pelear el torneo. Muchos dudaban, pero la realidad es esta.
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