jueves, 18 de noviembre de 2010

Súper dominado, súper aburrido, en fin otro superclásico.


POR SIMÓN GÓMEZ

Día atípico para el partido más relevante del año. Clima perfecto. Campo de juego en óptimas condiciones. Estadio repleto. Todo perfecto para un espectáculo de estas características.
Se esperaba un partido interesante, no desde los futbolístico, ya que ambos equipos tienen un año para el olvido, pero si desde lo emocional, sobre todo por los jugadores de uno y otro lado. Ortega y Almeyda en River, Riquelme y Palermo en Boca. Méndez, un ex River, en Boca, y Maidana, un ex Boca, en River. River con DT debutante, con pasado en Boca, ya que en la semana despidieron a Cappa. Y por Boca encontrábamos a Borghi, en la cuerda floja, y peleado con Lucchetti.
Ya al inicio se vislumbraron cambios en ambos equipos. Ambos variaron el esquema, o los trocaron: Boca con 4 atrás, y River con 3. Pero el cambio fue más profundo en el equipo de Jota Jota, la vuelta del Pelado Almeyda marco un cambio de actitud; la vuelta de JRR sólo había logrado mayor cantidad de oportunidades de gol. 
El partido fue malo, MUY malo. Boca nunca se encontró, y encima JRR se lesionó y pidió el cambio a los 10 minutos del primer tiempo. Aunque finalmente completo los primeros 45 minutos, su presencia se fue del terreno de juego mucho tiempo antes, no lastimó, no jugó ni hizo jugar a su equipo, en realidad, su inclusión entre los 11 fue un desacierto más de Borghi. Lo del Xeneixe fue malo de principio a fin. Nunca logró lastimar, ni por orgullo, o vergüenza futbolística.
Lo de River no fue mucho mejor, fue menos malo en realidad. Comparándolo con el partido anterior -derrota uno a cero ante All Boys- fue fantástico, dejó de dar lastima y arrastrarse por la cancha; una parte se la debemos a JJ López, y otra parte, la más grande talvez, a Almeyda, el alma del equipo, el único que ordena y grita dentro de la cancha, es el DT en el campo de juego.
Yendo al partido en sí, fue aburrido, no hubo golpe por golpe, no hubo acción de ambos lados. River fue el que siempre buscó. Lastimó mucho con Pereyra y Lamela, dos que se recibieron de hombres el martes por la tarde/noche. El doble 5 trabajo de manera aceptable, controlando los tiempos del mediocampo. Ortega y Pavone fueron siempre un problema para la defensa xeneize: el Tanque por potencia física y el Burrito por su experiencia y conocimiento de cómo jugar un clásico. River ganó justamente, mereció quizás algún gol más, pero con el 1 a 0 le alcanzó, porque el rival nunca preocupó. De hecho, Boca fue un grupo de jugadores en la cancha, nunca un equipo. El juego asociado no existió, las líneas estuvieron desordenadas y no llevó peligro al arco de Carrizo salvo con un tiro de Chávez , en el final del segundo tiempo, que se fue por arriba. Su única esperanza de convertir un gol fue que Palermo hiciera una de esas cosas de goleadores, pero hace tiempo que no le salen. En fin, lo de Boca fue desastroso.
El partido se termino abriendo por un EX: Maidana le dio la alegría a River. Ese jugador al que el Virrey xeneize, cuando todavía estaba en Boca, le bajó el pulgar.  El zaguero no tuvo vergüenza ni remordimiento y festejó su tanto, y cómo no festejarlo si era su primer gol en primera división. 
Lo sorpresivo del tanto riverplatense, fue lo solo que cabeceo en el área de Boca, sabiéndose que era uno de los destinatarios del centro, por su altura, pero la defensa de Boca no lo marcó, lo dejó ir solo al gol. Para la historia de los súper clásicos él no va a pasar desapercibido. Pero antes y después de su gol, el partido fue y siguió siendo malo. Y lo único que cambió fue que River dejó de atacar y le cedió terreno y la pelota a Boca, pero ellos sin JRR no saben qué hacer, y tiraron pelotazos al 9, pelotazos que nunca sirvieron.
Pasó otro súper, otra vez entre semana, y como ha sucedido en la historia reciente de los superclásicos, fue mal jugado, pero como siempre, hay alguien que termina festejando. Y esta vez, fue River el justo ganador, porque a su manera intentó ganarlo. Felicidades Millonarios.


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